Damos y caballeras, tras un largo, laaaargo tiempo incomunicado (por causas ajenas a un servidor), vuelvo para hablarles de algo muy importante: El contexto. Es decir, el tiempo y lugar en que se dicen determinadas cosas. Porque si sabemos cuando y donde utilizar determinadas frases, podremos evitarnos muchos malentendidos y "malaspensadurías" varias. Ejemplifiquemos:
- Situación A: Callejón de Nueva York, medianoche. Una pareja adorable está volviendo a casa, tras una sesión de tocamientos en una sala de cine, cuando se les acerca un grupo de yonkis con mala pinta. El chico le dice a su novia: "Tranquila nena, que saco la 9mm"
- Resultado: Los tíos se acojonan. La tía se pone cachonda. La pareja llega sana y salva a su casa donde tienen una sesión de sexo salvaje rompecabeceros.
- Situación B: Misma pareja, sólo que acaban de conocerse en un pub. Están en la cama, aún vestidos, pero el tema va calentándose. Al chico le molesta la pistola y dice: "Espera nena, que saco la 9mm"
- Resultado: A la chica se le paraliza el rostro. Se levanta rápido, recoge su bolso y se marcha tras pronunciar un seco "No me llames nunca".
¿Entendéis ahora a qué me refiero cuando hablo de la importancia del contexto? Es un caso extremo, especialmente por el detalle de que un chico vaya a ligar o al cine con una pistola, pero bueno, estamos hablando de EEUU. En fin, con esta paranoia anfetamínica, queda reabierto, y esperemos que esta vez de forma definitiva, hasta el día de mi inminente muerte aplastado bajo un piano de cola; este blog. Espero haberos hecho reaccionar. Sed buenos y violad muchos mapaches, pero escondeos, que Jesús os ve y llora.
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