Bienvenidos a mi cabeza... lo siento.

viernes, 26 de agosto de 2011

Cucarachas

Después de algo más de una semana de ausencia, he vuelto para hablar de un animal; un animal increíble donde los haya, más extraño que el producto de un cruce infernal entre el perroflauta y el chochodrilo; efectivamente, estoy hablando de la cucaracha.
La cucaracha es un animal insectoide, de cuerpo apepinado y color caca tostada, tiene seis patitas, dos antenas etc etc todos sabemos cómo es una cucaracha; pero bueno, de lo que quiero hablar realmente en esta entrada es del constante abuso que ha sufrido la población de cucarachas en manos del hombre, y es algo que no entiendo, ¿por qué la gente siente tanto asco de semejante bicho? A mí, personalmente, me parece que un animal capaz de resistir una bomba atómica y que puede sobrevivir hasta dos semanas sin cabeza es digno de admiración. Pero no, el ser humano prefiere aplastarlas y exterminarlas, y yo me pregunto, ¿qué coño lleva el insecticida si las cucarachas son tan invencibles, sudor de Chuck Norris? Pobre Chuck, anda que no tendrá que sudar para eliminar a todas las cucarachas del planeta.
¿Y a qué se debe este ansia del ser humano por exterminar a las cucarachas?
Miedo, miedo a qué algún día decidan revelarse, día en el que no estaremos preparados para enfrentarnos a millones de asquerosos insectos inmortales. Pero de poco servirá empezar ya a exterminarlas, esto no hará más que enfadarlas y el día que se rebelen será peor, atacarán sin piedad; ¿no veis que es una guerra perdida? Algún día las cucarachas decidirán contraatacar, y ese día, señores; será nuestro fin.

Antes de despedirme aclaro que esto no es más que la materialización de un pensamiento paranoide que me vino a la cabeza de vuelta a casa tras mi retiro de una semana. Ya saben, como siempre son libres de comentar, escupirme, orinarme encima o pasar del asunto. Hagan lo que quieran y sean felices. ¡Hasta pronto!


miércoles, 17 de agosto de 2011

Autocontrol

Quisiera dedicar esta nueva entrada a las palomas cojas, es decir; a todas. Porque, ¿alguien ha visto alguna vez a una paloma con las dos piernas sanas? Yo no. Voy por la calle y no dejo de ver a todas las pobres palomas mutiladas, yo es que creo que vienen con el muñón equipado de serie al nacer. Y, ¿por qué le dedico esta entrada a las palomas?; fue en lo primero que pensé hoy al levantarme.
Bueno, en esta entrada; quisiera un servidor hablar de un vídeo musical, un vídeo que me encantó y con el que me siento muy identificado, pues ¿quién no ha deseado nunca ir por la vida atropellando a dos cabrones tocapelotas con un carrito de golf?, ¿o estamparle en la cara al Mc'camarero ese sandwich de carne de rata que poco tiene que ver con el que te enseñan en el anuncio (aunque está buenísimo, para qué negarlo)? Yo lo deseo todo el día, y no solo por la sociedad en sí, que ya es bastante puñetera; si no por esos típicos tocapelotas que todos tenemos en nuestras vidas, ya sabéis a quienes me refiero, todos conocemos uno por lo menos. Zorras roba-novios, compañer@s de clase cabrones, hermanos, profesores, trolldads y Trollmums, señoras que..., el Papa, Telecinco, Intereconomía... Por desgracia este mundo está lleno de bastardos cuyo único entretenimiento es dar por culo, en el sentido figurado de la expresión, y poner baches en la vida a los demás. Espero compartir este sentimiento con algún lector y no ser el único que desearía llevar siempre un bate de béisbol a mano, o el único que alguna vez se ha imaginado que destripaba, quemaba, mutilaba, violaba... a alguien, y sin embargo no ha podido hacerlo en la realidad. Para que entendáis bien de que estoy hablando será conveniente que os deje el vídeo.

Y esto es todo por hoy, son libres de comentar, insultarme, opinar, leerlo o no leerlo etc etc hagan lo que les salga de los ovoides, pero sobre todo, sean felices; al final es lo único que importa. ¡Hasta la próxima!

lunes, 15 de agosto de 2011

¡¡Tengo blog!!

Damos, caballeras, canis y demás seres del submundo en este universo y sus múltiples paralelos; tras la insistencia de muchas personas, un servidor ha decidido hacerse un blog. Y querría dedicar mi primera entrada a narrar una historia, una historia real, que tuvo lugar hace un par de días. Es la historia del saltamontes psicópata.
Día 1: Hallábame yo en el salón de mi domicilio, acostado plácidamente en el sofá y pokemoneando un poco, cuando de improvisto saltó sobre mi rostro cual guepardo abalanzándose sobre una gacela un insecto saltarín del tamaño de un dedo meñique y de color esmeralda; pero yo, ágil cual lince ibérico logré evitarlo y rodar hasta el interruptor de la luz para intentar dar caza a semejante aberración natural. Cogí una zapatilla, no mía,  de mi hermano (no iba a ensuciar la mía) y asesté al insecto no una ni dos, sino por lo menos ocho zapatillazos, siempre desde la seguridad que ofrece una distancia de dos metros; de los cuales no debí acertar ni uno, pues el insecto seguía con vida. Pero éste, atemorizado, optó por esconderse; vaya usted a saber dónde, pues era rápido de cojones; y permaneció ahí toda la noche, quedándome yo a la espera de que saliera para dar fin a su vida. Al ver que no asomaba, llegó un momento en el que me rendí y me retiré a mis aposentos, con el febril deseo de que el saltamontes psicópata muriera por inanición.
Día 2: De nuevo en el salón, en compañía de mis hermanos; hallábame yo con el ordenador encima de mis extremidades inferiores, cuando se abalanzó sobre la pantalla de dicho aparato, el saltamontes cabrón. Tal fue el salto que di, que el saltamontes huyó saltando y se volvió a esconder, de nuevo en lugar desconocido, y no volvió a asomar en toda la noche.
Día 3: Estaba yo en el sofá, dormitando, con mi hermano sentado al lado, viendo la tele; cuando de pronto mi hermano grita: "está ahí". Tratábase como no, del saltamontes psicópata, que como de costumbre me había atacado; esta vez mientras dormía yo (se debía creer Freddy Krueger) yo salí despavorido del sofá, y, por instinto, le asesté un zapatillazo mal dado, que lo único que causó fue el desprendimiento de una de sus piernas del resto del cuerpo. De todas formas el insecto logró esconderse de nuevo, y le perdimos la pista; hasta que, a altas horas de la noche, ya solo; apareció cojeando en el suelo, justo en frente de mi. No podía perder esta oportunidad, cogí mi zapatilla con fuerza y le asesté, con un sadismo enfermizo,  cinco golpes por lo menos; que pusieron fin a la vida del saltamontes psicópata. Finalmente decidí recoger su cuerpo inerte con un folio, y lo arrojé por la ventana. Terminando así una cruenta y larga guerra, que será recordada durante generaciones.

Y esto es todo, hasta aquí mi primera y cutre entrada, pero no os preocupéis, con ayuda del alcohol y los estupefacientes iré mejorando. Sois libres de comentar, insultar o hacer lo que os salga de los ovoides, tanto externos como internos (más conocidos como ovarios). Hasta la próxima